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Tres enemigos del yoga

  • Foto del escritor: Sd
    Sd
  • 12 feb 2018
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 23 feb 2018

En el último encuentro con Pedro Pessoa y Camila De Lucca, revisamos tres enemigos del yoga (y de cualquier camino espiritual). Se trata de las tres P:

1. La Prisa:

Solemos estar apurados queriendo hacer mil cosas al mismo tiempo e intentando exprimirlo. Cuando estamos apurados durante nuestra práctica entramos rápido a la postura, o cuando pensamos qué vendrá después, queremos salir rápido y nos olvidamos de respirar y disfrutarla. Incluso de conocerla.

En nuestro día a día nos pasa lo mismo. ¿Cuántas veces por salir apurados de casa dejamos todo tirado y olvidamos las llaves o el celular y tenemos que volver? A veces volvemos más de una vez. O ¿no les pasa que terminan de almorzar y ni se acuerdan a qué sabía el plato?

Estar apurados constantemente no nos permite estar atentos y conscientes a plenitud de nuestras acciones en el presente. Estamos haciendo una cosa pero pensando en lo que vamos a hacer después. Mientras escuchaba cómo nuestra premura por hacer las cosas obstaculiza la profundización en nuestra práctica yóguica y nuestra consciencia en el quehacer diario, me acordé de la frase "apresúrate lentamente" que viene del latín festina lente. Esta frase era utilizada por un emperador romano para enseñar que es mejor hacer las cosas lentamente y con paciencia para lograr rápidamente un buen trabajo.

2. La Pereza:

Este enemigo es más fácil de identificar. A todos nos ha ganado alguna vez y dejamos lo que tenemos que hacer para más tarde. Sobre todo después de estar tan apurados y ansiosos por completar nuestras tareas, estamos agotados y ya no queremos hacer nada. ¿Para qué hacer algo? Si todo es tan angustiante, mejor descansar y relajarnos. Así, la pereza y comodidad imperan en nuestros hábitos.

Si es que logramos estirar el matt, con esa actitud nos enfrentamos al āsana (postura) de mala gana y la realizamos a medias. Cuando lo hacemos, entramos en el āsana dando lo mínimo indispensable de nosotros mismos. En vez de retarnos a mejorar y profundizar en una postura como Uttanasana - buscando coger los pies con las manos- seguimos cogiendo las pantorrillas. Contentarnos con la comodidad puede ser reconfortante en algunos momentos pero nos impide avanzar y crecer.

3. La Pena de uno mismo o Auto-compasión:

Todos tenemos problemas y muchas veces nos cuesta ver más allá de ellos. Como explicaban los profesores que vinieron de Brasil, todos podemos ser víctimas de diversas situaciones y relaciones, pero si partimos de ahí, nada cambiará.

Cuando la auto-compasión invade nuestra práctica en el yoga encontramos cualquier excusa para no continuar en ese viaje. A veces nos duele algo que nos dificulta ciertas āsanas y terminamos por evitar cualquier movimiento: “el dolor de espalda no me deja hacer arcos, mejor no hago nada. Voy a descansar.” Así, recaemos en la pereza.

Siempre vamos a encontrar algo de qué quejarnos. Para eso, dijeron que el primer antídoto es tender nuestra cama todos los días con dedicación. Si lo hacemos, pase lo que pase durante el día, así sea uno de esos días donde todo sale mal, llegamos a casa y al menos tenemos la cama bien hecha (por nosotros mismos) esperando acogernos.

Las tres P se retroalimentan, una lleva a la otra. Si la pereza gana, luego andamos apurados para terminar las tareas pendientes. O al revés, después de andar apurado queremos descansar sin haber logrado los objetivos. Como en la famosa fábula de La liebre y la tortuga: la liebre primero corre apurada, pero se cansa y decide reposar; en cambio la tortuga a paso lento llega primero a la meta. A la vez, la Prisa y la Pereza terminan alimentando la Pena de uno mismo.

Pedro Pessoa viene de Brasil nuevamente el próximo mes de marzo a seguir compartiendo con nosotros las enseñanzas del maestro B.K.S. Iyengar. ¡Ojalá puedan asistir!



 
 
 

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